Al hablar de caída del cabello nos podemos referir a un proceso fisiológico normal (relacionado con la renovación, que supone la pérdida de entre 50 y 100 cabellos diarios y se acentúa en determinadas épocas del año) o a un proceso patológico, que puede ser transitorio o definitivo. Los primeros son bastante frecuentes y obedecen a diversas causas: estrés, cambios metabólicos, "malos tratos" capilares, disgustos, nervios, dietas poco equilibradas... En cualquier caso, estos problemas no destruyen ni transforman el folículo piloso, por lo que las raíces permanecen sanas. Sin embargo, en el caso de las caídas definitivas, el folículo se ve afectado por procesos que los destruyen o lo transforman (de "folículo cabello" a "folículo vello"), provocando una miniaturización del cabello... y la aparición de la temida alopecia androgenética.
Opina el experto
Salvio Serrano Ortega. Catedrático de Dermatología de la Universidad de Granada y Coordinador del Grupo Español de Tricología
"Ahora disponemos de tratamientos sorprendentemente eficaces para tratar la alopecia androgenética. La finasterida y la dutasterida, por ejemplo, inhiben la enzima responsable de la formación del andrógeno activo a nivel del folículo, acabando con el problema. En cuanto a los tratamientos tópicos, existen nuevos activos capaces de actuar sobre el ciclo folicular, o sobre la inflamación que acompaña a la alopecia androgenética. De todas formas, cada uno de ellos está indicado para una forma de alopecia concreta, por lo que es recomendable consultar con el especialista antes de utilizarlos. En cualquier caso, hay que tener muy claro que la mejor forma de frenar el proceso es detectarlo a tiempo... y tomar medidas lo antes posible".
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