Sólo quedan recuerdos para la familia de Ramiro Cadena, el piloto que la mañana del lunes 13 de septiembre dirigía el ATR 42 de Conviasa que cubría la ruta Porlamar-Ciudad Guayana y que se precipitó a tierra a pocos kilómetros del Aeropuerto Manuel Carlos Piar de Puerto Ordaz.
Su hijo también llamado Ramiro le relató a Correo del Caroní algunos de los felices momentos vividos con su progenitor hasta el día que se enteró de la lamentable noticia. Afirma que su padre es un héroe, y aunque no logró sobrevivir, gracias a su esfuerzo se pudieron salvar 35 vidas.
“En Viasa necesitaban pilotos y “Caliche” optó por el cargo, el cual le fue negado, pues los cupos estaban llenos”,cuenta.
La negativa no frustró su sueño de volar un avión, que cada vez cobraba más fuerza. Insistió hasta que lo aceptaron de oyente en el curso; al culminar las clases fue llamado por el gerente de la escuela, quien le informó que su calificación era la más alta del grupo y por ello merecía pilotear.
En 1980 inició oficialmente sus vuelos como capitán. Tras la crisis de Viasa, pasó cuatro años alejado de los aviones. En ese período, se dedicó a la producción en el canal del Estado. “Trabajó con Nelson Bocaranda en el programa En confianza. Luego produjo su propio espacio televisivo llamado Imagen de radio, conducido por Amaury José Díaz y Altagracia Sarmiento”.
En 1989 lo llamaron nuevamente de Viasa y volvió a la empresa, hasta que ésta cerró sus puertas. Cadena tomó sus maletas y voló a Estados Unidos; “era inquieto, siempre estaba activo y para seguir desempeñándose como piloto, partió a Indonesia, donde capitaneó aviones desde el 2002 hasta el 2006, cuando regresa a Venezuela para trabajar en Conviasa, empresa que lo acogió hasta el último de sus días”.
“Entre vuelo y vuelo siempre nos visitaba, a veces nos llegaba de sorpresa”, relató el único hijo varón.
Develó que la última vez que habló con su padre, fue el viernes pasado. “Por el Skype conversamos y le echó broma a mis hijos, sus nietecitos del alma”.
Ramiro, hijo, exaltó que las virtudes del fallecido superaban sus defectos. “Era el alma de la casa, siempre reía y veía todo de forma positiva”.
Reveló además que su pasión por los aviones la heredó de su padre; eso sí, “nunca me presionó, ni siquiera me lo inculcó. Fue decisión mía, me gustaba y recibí su apoyo. Sólo me sugirió que estudiara una segunda carrera, para tener algo bajo la manga, pero siempre respetó mis deseos de ser piloto”.
Lamentablemente ese hombre que fue un ejemplo a seguir para toda su familia dejó de existir, pero sólo físicamente, ya que su recuerdo permanecerá por siempre en sus corazones.
Sus hijos volaron hasta Venezuela para darle el último adiós. Ramiro venía con la esperanza de que se tratase de un error. “Quería llegar y que fuera mentira, necesitaba verlo y abrazarlo, lastimosamente no fue una confusión”.
“Caliche” murió haciendo su trabajo. Como dicen varios sobrevivientes, “ese piloto sabía lo que hacía, escogió el lugar perfecto, porque si no más personas habrían muerto”.
Ante esto, el hijo concluyó que “pecaría de egoísta al no alegrarme por los sobrevivientes, pues mi papá murió. Aún así, siento un orgullo que no puede ser cuantificado, porque papá perdió su vida, pero muchos se salvaron”.
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